Escrito por Juan Sánchez Sotelo

Todos los textos, el diseño gráfico utilizado en las entradas, así como los esquemas y dibujos superpuestos en los cuadros sobre los que se analiza la composición están realizados por Juan Sánchez Sotelo y están sujetos a derechos de propiedad intelectual.

martes, 19 de noviembre de 2013

Diferencia en arte conceptual y arte contemplativo


En la entrada anterior os recomendaba dos libros para entender mejor la obra de Duchamp.

Determinado tipo de arte puede dejarnos perplejos en un primer momento sin saber bien como interpretarlo.

Duchamp planteaba de manera irónica donde están los límites del arte, que es realmente el arte.

Lo hacía de manera provocativa, intentaba demoler con humor una idea dogmática del arte. Un dogmatismo que también rechazaba en las vanguardias. Era un auténtico antisistema empeñado en hacer "antiarte".

Por ejemplo, L.H.O.O.Q.,  en su obra basada en la Gioconda, hay implícita una crítica a todos aquellos que a raíz del robo del original del museo del Louvre en 1912 se acordaron de repente de que ese cuadro existía y toda esa corriente academicista que de manera simplista oponían el arte del Renacimiento, al arte contemporáneo.*

Sin embargo, lo que a principios del s.xx se planteaba como algo rompedor ahora pasa a ser cotidiano en las exposiciones de arte, sin que esa cotidianedad reste perplejidad a gran parte de los espectadores.

La razón es que el arte responde a diferentes motivaciones, no todos buscamos lo mismo en el arte. Ni desde el punto de vista de los creadores ni desde el punto de vista de los espectadores.

Si nos preguntan si existe el arte, la gran mayoría diremos que si, pero si nos preguntan que es, tenderemos a decir cosas distintas. Para unos es belleza, para otros la capacidad de emocionar, para otros el mensaje que trasmite.

Cuando entramos a una exposición tenemos una expectativa derivada de nuestra idea de arte, de lo que hemos aprendido y de aquellas cosas con las que disfrutamos, vamos buscando algo.

Imaginemos a un espectador A, que valora fundamentalmente la dificultad técnica de unas obras, a lo mejor a él le cuesta dibujar, ve un cuadro de un realismo alto, bien resuelto y admira la capacidad de descripción de objetos, figuras, texturas...

Ahora imaginemos a un espectador B, que valora ante todo la creatividad y la originalidad, ve un cuadro pongamos de Magritte y admira la inventiva de este autor.

Si el espectador A ve un cuadro muy original pero resuelto de manera fácil, sencilla (que él considera al alcance de su propia destreza) lo estimará peor.

Si el espectador B ve un cuadro con un gran dibujo pero con un tema convencional también lo enjuiciara peor.

Pero si nos encontramos con algo que rompe por completo nuestra expectativa nos podemos sentir decepcionados. Y si lo que nos encontramos esta muy alejado de los que nosotros valoramos del arte, de nuestra idea de arte, tenderemos a no reconocerlo como tal: esto no es arte.

Podríamos pensar que lo suyo sería ir si ideas preconcebidas pero en realidad el arte es un lenguaje y como tal necesita ser aprendido. Es difícil enfrentarse a determinadas obras sin un conocimiento previo.

Para seguir con el ejemplo de Duchamp podemos distinguir entre arte contemplativo y arte conceptual.

Podemos definir el arte contemplativo como aquel que se basa en la experiencia sensorial fruto de la contemplación de la obra. La forma condiciona el significado, es decir la composición, el uso de los colores y la texturas.

Delante de un cuadro de Rubens nos dejamos llevar por el movimiento de las figuras enlazándose unas con otras de manera circular, la oposición entre los colores cálidos del primer plano y los azules del fondo, podemos recrearnos en las expresiones de los personajes.




Imagen del cuadro Rapto de las hijas de Leucipo de Rubens utilizada para la entrada sobre la diferencia entre el arte conceptual y el arte contemplativo. Escrito por Juan Sánchez Sotelo para la academia de dibujo y pintura Artistas6 de Madrid. Clases y cursos para aprender a dibujar y pintar. Con ejemplos de Rubens y Duchamp.

Rubens, El rapto de las hijas de Leucipo (1616)


Sin embargo no parece que tenga mucho sentido quedarse mirando mucho tiempo la obra Fuente de Duchamp.

Imagen de Fuente de Duchamp utilizada para la entrada sobre la diferencia entre el arte conceptual y el arte contemplativo. Escrito por Juan Sánchez Sotelo para la academia de dibujo y pintura Artistas6 de Madrid. Clases y cursos para aprender a dibujar y pintar. Con ejemplos de Rubens y Duchamp.

Duchamp, Fuente, 1917.


En esta obra lo importante es la idea, una vez entendida esta no hay nada más que mirar. Hablaríamos en este caso de arte conceptual.

En 1917 Duchamp pertenecía a la Sociedad de artistas independientes de Nueva York. Estos promovieron una exposición en donde todo el que pargara el dinero de la inscripción podría participar y mostrar su trabajo. Fieles al lema "ni premios ni jurados" estaban obligados a  admitir las obras presentadas, sin selección previa, dejando que el público las valorara por su cuenta. Allí se debían encontrar profesionales, amateurs, principiantes y veteranos todos juntos sin etiquetas.

Duchamp miembro del comité organizador presentó,  la obra Fuente bajo el pseudonimo Robert Mutt, sin que nadie supiera que él se escondía tras este.  La obra era un urinario convencional con la única intervención de la firma.
Después de varias deliberaciones fue retirada poco antes de empezar la exhibición.
Duchamp, otra vez bajo el nombre de Robert Mutt, escribió una carta que se publicó al día siguiente en el periódico quejándose de la retirada de su obra pese a haber pagado la inscipción. Sin embargo lo más interesante del texto es la parte donde define el arte como elección.

Aparte de lo comentado, esta obra igual que el resto de la producción de Duchamp da pie a diversas interpretaciones dado el juego que solía plantear de diferentes lecturas y dobles intenciones.

Me extendería aquí mucho si hablara de la importancia que tuvo la definición del arte como elección a las claves que diferentes autores han dado para comprender la Fuente. El caso es que esta obra puede dar para hablar mucho acerca del arte y de como funciona la sociedad, no solamente de estética sino también de ética.

Podemos estar de acuerdo con los planteamientos de Duchamp o en contra. Esta obra puede hacernos pensar pero lo que no tiene razón de ser es valorarla con los mismo parámetros que usábamos para el cuadro de Rubens, es decir ir a buscar algo que no hay.

La apreciación del cuadro de Rubens, del arte contemplativo, se da en la experiencia directa sensible de lo que tenemos delante, de las emociones que provocan directamente la composición, el color, el ritmo. Las ideas vienen expresadas, dependen de una forma concreta ( otra composición generaría otras sensaciones a pesar de que nos encontráramos los mismos personajes y la misma historia)

En la obra de Duchamp la forma del urinario es lo de menos. A la hora de valorarla nos movemos en el mundo de las ideas. Podemos también imaginarnos el funcionamiento. Es como iniciar un debate, una discusión... aunque curiosamente la ironía de Duchamp también puede provocar emociones encontradas.

¿Sería lo mismo si en vez de haber hecho Fuente hubiera escrito sus ideas en un ensayo? Claramente no.
La manera de trasmitir el mensaje sigue siendo importante pero de manera distinta que en el arte basado en la contemplación.

* Sobre la repercusión que tuvo el robo de la Gioconda puedes ver el primer capítulo del libro Teoría del arte de José Jiménez.   

2 comentarios:

Pintores Madrid dijo...

Muy interesante reflexión

Pintor Madrid dijo...

Un post muy interesante. Muchas Gracias!!!

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