Escrito por Juan Sánchez Sotelo

Todos los textos, el diseño gráfico utilizado en las entradas, así como los esquemas y dibujos superpuestos en los cuadros sobre los que se analiza la composición están realizados por Juan Sánchez Sotelo y están sujetos a derechos de propiedad intelectual.

jueves, 6 de marzo de 2008

LA ACTITUD DE PABLO PICASSO ANTE LA PINTURA

Hola de nuevo.

Aprovechando la exposición que se esta celebrando en el Reina Sofía voy a hablar de Picasso.

No voy a ser muy original al deciros que Picasso ha sido desde siempre un referente para mi, seremos legión los que a lo largo de la historia y en el ancho mundo podríamos decir lo mismo.
No recuerdo cuales fueron las primeras cosas que vi de Picasso pero lo que si recuerdo es la curiosidad que me despertó en el momento que empecé a prestarle atención. Lo recuerdo porque esa curiosidad fue uno de los motivos por los que me hice pintor, porque esa curiosidad continúa y porque esa curiosidad ha trascendido más allá de sus cuadros. Picasso ha sido una de las personas que me han hecho mirar la realidad con asombro.

Fotografía de Picasso utilizada en la entrada en donde se reflexiona sobre la actitud y las motivaciones de Pablo Picasso ante la pintura y su enorme capacidad creativa. Realizada por Juan Sánchez Sotelo para la academia de dibujo y pintura Artista6 de Madrid. Clases y cursos para aprender a pintar.
Ya en la carrera de Bellas Artes una de las cosas que me llevo a estudiarle en profundidad era su capacidad de trabajo.

Normalmente los creadores pasan por etapas más fértiles y otras más estériles. El trabajo creativo siempre tiene un fuerte componente subjetivo y cuando surgen las dudas y se pierde confianza aparecen las crisis que nos llevan a la inactividad. La pintura crea adicción y es terrible querer pintar y no poder, no atreverte.

Picasso tuvo una larga vida creativa, la misma noche antes de morir estaba trabajando en un cuadro que dejo inacabado. En esa larga vida de pintor solo se tiene constancia que dejara de pintar durante ocho meses coincidiendo con la ocupación nazi de París, no se sabe si por una crisis o por falta de material (eso si no pinto pero escribió una obra de teatro surrealista “El deseo atrapado por la cola” del que se hizo una lectura en su estudio donde participaron entre otros Sartre, Camus, Lacan, Dora Maar y Simone de Beauvoir).

El caso es que yo quería saber como trabajaba, en que se apoyaba para poder estar pintando siempre. Envidiaba ese poder que él tenía y yo quería tener.

Ahora, después de años pintando y estudiando, entiendo que lo que realmente nos gusta a los pintores es pintar. Eso no quiere decir que el resultado final no sea importante, que lo es, pero cuando se acaba un cuadro lo que interesa es el siguiente.

A mis alumnos les suelo indicar que un trabajo tiene que cumplir dos objetivos uno: que nos convenza lo que hemos conseguido y otro que realizándolo hayamos aprendido cosas nuevas, que nos haya merecido la pena hacerlo. Es más, el resultado final depende de las vivencias que hayamos tenido durante el proceso.

A través de Picasso entendí que los cuadros son para las personas no las personas para los cuadros. Que hay que evitar el cuadro nos presione, alejarse de la idea de que tenemos que hacer cada vez una obra maestra porque entonces estaremos eternamente buscando la idea genial y todo nos parecerá poco y nunca empezaremos a pintar.

No, a las ideas se llega pintando, arriesgando, probando, jugando, a lo largo del tiempo. Y cada obra tiene su momento el trágico Guernica el suyo y la divertida La mona otro.

Picasso no tiraba nada, ni un boceto, ni un dibujo hecho en una servilleta de papel, para el todo tenía importancia. En una conversación con Brasai comentaba que le gustaría que una ciencia parecida a la antropología pudiera usar todas sus obras para explicar el proceso creativo pero no como una forma de entender el arte sino de entender al hombre. Y es que la obra maestra, el gran cuadro puede que eclipse a la persona que lo ha hecho. De alguien decimos que es un genio, lo etiquetamos y ya no parece de este mundo, que ni sufre ni padece y esta más allá del bien y del mal, cuando detrás de esa obra genial están las dudas, el trabajo, las frustraciones, los logros, la satisfacción de una persona como nosotros.

Un gran pintor se enfrenta a los mismos problemas que un pintor novel, lo que le diferencia es que esta mejor preparado para afrontarlos.

Cuando viendo un cuadro te pones en el lugar del pintor y desde allí ves como ha buscado problemas y soluciones, es cuando realmente le puedes valorar. Una obra de arte es una forma de comunicación, ver la obra de manera ajena a nosotros es una manera de hacer oídos sordos a lo que nos quiere decir, de hacer invisible y mudo aquel que nos esta hablando.

Que Picasso no tirara nada no quiere decir que valorara todo de la misma manera.

Hace tiempo leí algo que no se si será una leyenda pero que tratándose de él me parece del todo posible. A principios del siglo XX cuando vivía en el Bateau Lavoir con Fernande Oliver y empezó a relacionarse con Leo y Gertudre Stein, empezaron a pasar por su estudio personas atraídas por el nombre que empezaba a tener como pintor de vanguardia. Picasso como otros pintores se encontraba con una situación incomoda: personas que podían valorar su trabajo no tenían dinero para comprarle un cuadro mientras que otras personas podían comprarle un cuadro sin entender nada de su trabajo, solamente porque Picasso tenía fama de revolucionario y lo novedoso estaba de moda.

Cuando uno de estos personajes venía al estudio armaba el siguiente paripé: colocaba en el caballete los cuadros que más le interesaban, los que más valoraba, y ponía contra la pared los que consideraba menos logrados. Al llegar la visita mostraba los cuadros del caballete hasta que aparecía Fernande, compinchada con él, y le decía que porque no mostraba los trabajos contra la pared. Picasso respondía que esos cuadros no los quería vender de momento, que eran importantes para continuar su trabajo. Los visitantes inmediatamente se mostraban interesados por ellos y acababan comprándolos incluso por un precio mayor que el que había pedido por los que él consideraba mejores.

Picasso nos dejo todo su trabajo: los bocetos, los experimentos, las grandes obras, los cuadros elaboradísimos, las bromas... Para él todo formaba parte de lo mismo, unas cosas le llevaban a otras y para llegar un sitio primero tenía que a ver pasado por otros.

Yo tengo la convicción de que no solo era un gran artista sino que también era un espectador fuera de lo corriente, que tenia una capacidad enorme para ver y enjuiciar el arte. Y como un buen espectador comprendía que cada persona podía ver cosas diferentes en cada obra y que eso es parte del arte.

De todo lo que dejo nosotros tenemos que hacer nuestra propia valoración, que no tiene por que coincidir con la suya. Es posible que, más allá de los logros técnicos, nosotros veamos en un dibujo algo que nos toca, un proyecto, unas ideas que a lo mejor el desechó y a nosotros nos parecen interesantes.

Picasso es un grandísimo pintor pero eso no es un dogma de Fe es algo que podemos entender en su obra.


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